domingo, 21 de noviembre de 2010

FELITO

Su nombre es Rafael, pero todos le llaman "Felito" trabaja en la compañía Panataxi, esa que presume de ser la mas barata de la Isla, al volante de su Lada, nos recoge en la puerta del Melia Habana, tiene que llevarnos a las afueras de Ciudad Habana al limite de la provincia, es una buena carrera de las que ya no salen, aproximadamente 45 pesos (CUC) ida y otros tantos de vuelta, tendremos que andar con ojo para que no le paren los inspectores ni la policía. Ayer hablamos y lo cuadramos todo, nos explicó con todo lujo de detalles como es su día a día. Cada jornada ha de reportar a la compañía 70 pesos, y si no consigue cubrirlos se los irán acumulando, pero a fin de mes han de estar cubiertos esos 70 pesos/jornada, todo ello para que le paguen su ridículo sueldo de 11 pesos/mes. Pero la crisis, los taxistas ilegales (particularees que te acercan a donde tu quieras por la mitad de precio) hacen dificil el día a día, así que, una carrera como esta le permite dos cosas, cubrir su salario para unos  meses y por otro tener una parte importante del cupo diario de esos 70 pesos. Así que convinimos 50 pesos total por el viaje de ida y vuelta.
Una vez arrancamos desde el hotel el primer requisito es cubrir la ruta, en principio reflejará un recorrido desde allí hasta la plaza de la revolución, así la parte central ,donde mas control hay ,estará cubierta y el taxímetro funcionará legalmente, a partir de ese destino es donde empezará la aventura. Una vez pasado el punto y cuando empezamos a circular por la carretera central se agacha para desactivar el taxímetro por un lado y el cuentakilómetros por otro, el único problema será rellenar el depósito de gasolina ,pero ya tiene dinero fresco y sabe perfectamente donde encontrar gasolina sin tener que acudir a los surtidores. Es una práctica habitual, conlleva el riesgo de perder la licencia, pero en un día saca el salario de meses, además el día le depara una sorpresa, ya que al llegar al destino, que no es otro que la humilde casa de un amigo cubano que vive en España y su madre, ya avisada de nuestra visita, tiene dispuesta la mesa con arroz congrí, puerco asado y lo mejor de todo una caja de cerveza helada, de la fábrica sin etiquetas y sacada por la puerta de atrás, así que allí pasamos las horas comiendo y riendo, viendo las fotos que vienen de España, le entregamos lo que su hijo le envía , varios paquetes de  bragas para la made, calzones para su padre, unos jeans para el hermano y camisetas, y lo mas importante dinero fresco que les permite seguir viviendo. Serán  libres de creerlo o no pero estamos en un 5 piso sin ascensor y en uno de los cuartos se oye a un puerco campar a sus anchas, está siendo engordado y dará casi un año de comida cuando se le mate.
Al regresar la misma operación y quedamos para que en la noche nos sirviese de chofer y pudiese seguir incrementando su cuenta y contándonos mas historias de como sobrevivir en esta Cuba corrupta, pero eo es otra historia y será otro día.   

jueves, 18 de noviembre de 2010

La importancia de la perspectiva

"Era infeliz porque no tenía zapatos, hasta que vi a un hombre que no tenía pies" Recuerdo haber leido esta frase hace años en una carpeta de mi hermano, nunca se me ha borrado de la cabeza. La tengo presente siempre para recordarme a mi mismo que no soy el centro del universo, para despertar de ese egocentrismo en el que vivimos. La vida en Cuba tiene mucho de esta frase, hace que nuestros problemas se tornen en simples tonterías.
Recuerdo el camino, en la zona de Reparto Luyano, empiezas a caminar por esos estrechos pasillos abarrotados de gente, sentados a las puertas de unos pequeños cuartos que hacen las veces de casa, las conversaciones se cruzan de puerta a puerta, el olor a café está presente en el ambiente, las puertas están abiertas y nadie es extraño, todos se conocen, un grito recorre el callejón Marliiiiiin teléfono, un teléfono da servicio a diez casas y siempre está abierto a dar servicio a alguna mas. Cuando llegamos a su casa estaba sentada en una pequeña banqueta al pie de la cocina, aunque lo cierto es que estaba al pie de cualquier cosa del cuarto ya que escasamente tendría 12 metros cuadrados, tenía la mirada de quien a sus mas de 80 años ha visto de todo en la vida, de alguien que ya no debe rendir cuentas a nadie y que ha batallado con la vida y le ha ganado. En ese pequeño cuarto aparte de un hornillo un sofa de una plaza dos colchones uno para ella y otro donde dormía su nieta y su marido, separados por media cortina para que pudiesen tener intimidad en esos 12 metros, había un lugar preferencial para una pequeña cuna donde su bisnieto dormía palacidamente ajeno a lo que allí ocurría.
Me pidió que me acercase para verme bien, y me dijo con ese acento cubano, la muchacha es buena, cuidala, siempre viene a verme y la quiero como a mi nieta. Compartí con ellos una taza de café y un "dulsesito" charlamos de todo y durante el tiempo que pasé allí sentado, por esa casa pasaron mas de  20 personas  a saludarla y darle muela

Era feliz porque tenía a sus seres queridos alrededor y no necesitaba nada más, y sentenció con esa sabiduría de los años, hay otros que están peor yo tengo lo que necesito que es el cariño de mi familia y no puedo quejarme.
La dejé alli sentada en su banqueta, sin miedo a la vida ni a la muerte. Desde entonces veo las cosas de otra manera y la frase de la carpeta de mi hermano cobra mas sentido.