jueves, 18 de noviembre de 2010

La importancia de la perspectiva

"Era infeliz porque no tenía zapatos, hasta que vi a un hombre que no tenía pies" Recuerdo haber leido esta frase hace años en una carpeta de mi hermano, nunca se me ha borrado de la cabeza. La tengo presente siempre para recordarme a mi mismo que no soy el centro del universo, para despertar de ese egocentrismo en el que vivimos. La vida en Cuba tiene mucho de esta frase, hace que nuestros problemas se tornen en simples tonterías.
Recuerdo el camino, en la zona de Reparto Luyano, empiezas a caminar por esos estrechos pasillos abarrotados de gente, sentados a las puertas de unos pequeños cuartos que hacen las veces de casa, las conversaciones se cruzan de puerta a puerta, el olor a café está presente en el ambiente, las puertas están abiertas y nadie es extraño, todos se conocen, un grito recorre el callejón Marliiiiiin teléfono, un teléfono da servicio a diez casas y siempre está abierto a dar servicio a alguna mas. Cuando llegamos a su casa estaba sentada en una pequeña banqueta al pie de la cocina, aunque lo cierto es que estaba al pie de cualquier cosa del cuarto ya que escasamente tendría 12 metros cuadrados, tenía la mirada de quien a sus mas de 80 años ha visto de todo en la vida, de alguien que ya no debe rendir cuentas a nadie y que ha batallado con la vida y le ha ganado. En ese pequeño cuarto aparte de un hornillo un sofa de una plaza dos colchones uno para ella y otro donde dormía su nieta y su marido, separados por media cortina para que pudiesen tener intimidad en esos 12 metros, había un lugar preferencial para una pequeña cuna donde su bisnieto dormía palacidamente ajeno a lo que allí ocurría.
Me pidió que me acercase para verme bien, y me dijo con ese acento cubano, la muchacha es buena, cuidala, siempre viene a verme y la quiero como a mi nieta. Compartí con ellos una taza de café y un "dulsesito" charlamos de todo y durante el tiempo que pasé allí sentado, por esa casa pasaron mas de  20 personas  a saludarla y darle muela

Era feliz porque tenía a sus seres queridos alrededor y no necesitaba nada más, y sentenció con esa sabiduría de los años, hay otros que están peor yo tengo lo que necesito que es el cariño de mi familia y no puedo quejarme.
La dejé alli sentada en su banqueta, sin miedo a la vida ni a la muerte. Desde entonces veo las cosas de otra manera y la frase de la carpeta de mi hermano cobra mas sentido.

3 comentarios:

  1. Muy bueno, como siempre.

    Yo también recuerdo las citas de aquella vieja carpeta que todavía conservo.

    Un abrazo.

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  2. Ahora que leo la frase, también la recuerdo. Mi fuerte no es la lectura, pero tus historias se hacen fáciles, es sencillo imaginar el lugar, las personas y lo que allí viviste y porque lo sigues manteniendo en el recuerdo.

    Muy bueno!

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  3. Gracias Francisquito..... nos ayudas a darle vueltecitas a las neuronas que rondan por la cabecita, y eso es de agradecer, porque a veces nos olvidamos de las frases que todos alguna vez paseamos en una carpetita de cartón azul..... Espero que la disculpa de Cuba te continúe inspirando de esta manera...

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