martes, 2 de junio de 2009

LAS CUARENTA

Hoy quiero simplemente haceros llegar la letra de este tango que me ha acompañado muchas veces mientras recorría kilómetros por las carreteras de España, desde siempre me han gustado los tangos, se dice que son canciones de derrota y desengaño, pero para mí son letras de la vida real, la que ocurre en las calles, en el día a día. Hoy más que nunca recurro a ellos cuando veo lo lejos que quedan de la realidad los valores que rigen los destinos de nuestra vida.


Letra: Francisco Gorrindo
1937

Con el pucho de la vida apretado entre los labios,
la mirada turbia y fría, un poco lerdo el andar,
dobló la esquina del barrio y, curda ya de recuerdos,
como volcando un veneno esto se le oyó acusar.

Vieja calle de mi barrio donde he dado el primor paso,
vuelvo a vos, gastado el mazo en inútil barajar,
con una llaga en el pecho, con mi sueño hecho pedazos,
que se rompió en un abrazo que me diera la verdad.

Aprendí todo lo malo, aprendí todo lo bueno,
sé del beso que se compra, sé del beso que se da;
del amigo que es amigo siempre y cuando le convenga,
y sé que con mucha plata uno vale mucho más.

Aprendí que en esta vida hay que llorar si otros lloran
y, si la murga se ríe, hay que saberse reír;
no pensar ni equivocado... ¡Para qué, si igual se vive!
¡Y además corrés el riesgo de que te bauticen gil!

La vez que quise ser bueno en la cara se me rieron;
cuando grité una injusticia, la fuerza me hizo callar;
la experiencia fue mi amante; el desengaño, mi amigo...
Toda carta tiene contra y toda contra se da!

Hoy no creo ni en mí mismo. .. Todo es grupo, todo es falso,
y aquél, el que está más alto, es igual a los demás...
Por eso, no has de extrañarte si, alguna noche, borracho,
me vieras pasar del brazo con quien no debo pasar.

2 comentarios:

  1. Bien de vez en cuando un tango para al compás del acordeón mover las piernas, erguir el cuerpo y olvidarse del mundo, que en estos días el agua casi llega al cuello, pero de las albañales, ya sabes. Gracias, por bailar

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  2. Te acuerdas que nos contaba papá que cada vez que oía un tango nuestro abuelo (creo que Pereiro) decía: "tango... ¡lamento de cabrones!".

    La letra de éste es muy buena.

    Un abrazo

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