domingo, 24 de enero de 2010

UN PASEO DE VIDA E HISTORIAS I




Hay sendas legendarias, cada país tiene la suya, en Estados unidos es la Ruta 66, en España el Camino de Santiago, y en Cuba tenemos la senda del Malecón de La Havana. No he encontrado nunca un camino que varíe tanto dependiendo de la hora y la época en el que lo recorras.

Es el lugar para las citas, para las conspiraciones, para el canto, para la pesca diurna y la nocturna, para olvidarse de todo, y para mirar al horizonte y tratar de ver e imaginar lo que hay más allá.
Salí de mañana con mi equipo de fotografía dispuesto a captar todo lo posible en los kilómetros que durase mi camino, no tenía prisa en llegar al final. El sol de justicia caía a plomo sobre mi cabeza y me avisaba que iba a ser un compañero incómodo. Partí desde el hotel Riviera y caminé hasta el túnel que da acceso a 5ªAvenida pero siempre por el lado contrario al mar, iba observándolo desde la distancia, tal y como hace el depredador con su presa. Tras pasar por el túnel mi primera parada fue la Casa Verde, supongo que a día de hoy seguirá avanzando su restauración o con suerte ya estará terminada. (ya hace más de un año que no piso nuestra isla)La observé detenidamente y quedó inmortalizada en los negativos de mi Nikon para siempre, la pequeña fortaleza quedaba a mi izquierda convertida ahora en una bodega mal iluminada y con escasa conservación, esta zona te permite bajar y tocar el otro extremo del océano atlántico justo al otro lado de donde yo vengo. Las rocas son agrestes y afiladas debido a los embites continuos del mar, podría en marea baja llegar casi hasta el morro por estas rocas.

Mi vieja Nikon (me resisto al digital) y mi juego de objetivos permiten que otros ojos vean lo que yo. Recuerdo una tertulia con unos pescadores, al principio eran reacios, ya que no es lo habitual, no entendían como a un turista de unos treinta y pico le podía interesar sentarse allí con ellos y hablar de pesca, se suponía que ellos no tenían nada que ofrecer, yo debería de estar durmiendo, descansando de la juerga de la nocha anterior, es lo que hace la mayoría de la gente que viene aquí, solo buscan jineteras y fiesta decía uno de ellos, me senté y les conté que desde pequeño iba a pescar con mi padre y que mi abuelo había estado en la Havana, charlamos de pesca, de cañas y poco a poco se fueron abriendo, hablamos de política, me aconsejaban buscar gente buena, en cuba la hay, pero la juventud esta echada a perder,(aproveché para acercarme a la fortaleza y comprar unas bucanero) me contaban que antes aún se vivía con lo que llegaba de la URSS (entre risas me contaron cuando llegó una máquina quitanieves, era una prueba de ver hasta donde podían llegar, al puerto y como la tuvieron que sacar a escondidas y deshacerse de ella sin que se enterasen los que tenian el mando), contaron anécdotas y por un momento creo que se olvidaron de estar presos en una isla. No volví a verlos pero seguro que al llegar a sus casas (donde estoy invitado a ir la próxima vez que pase por allí, aunque no me dijeron la dirección)tuvieron un dia de charla diferente a la habitual.

2 comentarios:

  1. En tu línea Fran.

    He pasado un rato agradable leyendo y espero con ganas la segunda parte.

    Muy bueno

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  2. Fran muy bien, hay que trabajar mas en ese libro y sacarlo a la luz . Me gusta la mención que haces de cuando ibais con papá a pescar,el amor al deporte que os inculcó y la vida sana que os enseñamos creo que valió la pena, sigue siempre así siendo una buena persona

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