lunes, 21 de septiembre de 2009

Un dia cualquiera


Esto es un extracto del libro que poco a poco va tomando forma y que espero terminar algún día.

.........Al llegar al hotel retrocedí veinte años, el ruidoso equipo de aire acondicionado acallaba el bullir de la calle, me desplomé en la cama respiré profundamente y pensé, ya estoy aquí. Un vistazo a mi alrededor me confirmaba a cada segundo lo que me esperaba, la toalla sobre la cama formando una rosa me daba la bienvenida, el techo de más de tres metros de alto, el suelo de baldosa las puertas de madera repintadas una y mil veces, el baño amplio como en las películas y el sonido de las tuberías que delataba los años y la precariedad de lo que me encontraría en mi estancia. Mi mente empezó a imaginar lo que aquellas paredes habrían vivido, las pasiones, las traiciones y las conspiraciones. Seguro que si me concentraba y me aislaba de todo, pasarían a ser parte de mí.
Y llegó el momento de salir a la noche, unos toques en la puerta de la habitación de mi compañero y allí estábamos los dos, íbamos a comernos la calle, no sé si el sentiría lo mismo que yo, ahora sé que no, pero a mí la verdad, es que el corazón parecía querer salir de mi pecho y las piernas parecían no pisar con la firmeza habitual, la mezcla de emoción nervios y deseo. Muchas veces pienso en si la gente habrá sentido esto alguna vez, y a todo el que puedo se lo recomiendo, el sentirte vulnerable y emocionado es algo que hay que vivir.
La pregunta debía de ser tan rutinaria que el custodio contestó con la inmediatez y cierta dosis de rutina que dan los años. Continúen por esta acera y ahí delante tienen un par de sitios donde tomar algo, luego ya vayan preguntando y no se preocupen que encontrarán quien les guie.
Creo que no habíamos recorrido cien metros y a nuestro lado ya estaban dos hermosas chicas, muy jóvenes creo recordar que tenían 19 y 20 años, ciertamente podía ser verdad o no, con el tiempo he visto circular tantos carnets falsos en manos de niñas menores donde siempre figuraban 20 años que no podría asegurar su edad. Nos guiaron a una bodega que en ese momento estaba totalmente vacía y apagada, tenía una imagen bastante deprimente e incluso daba miedo, y ya cuando pasé al baño me di cuenta de que realmente no estaba lo suficientemente preparado para lo que iba a ir descubriendo día a día, disculpe que no recuerde el nombre de la segunda chica pero es que el generoso escote de Yanelky, sus palabras directas, sus gestos y esa seguridad que demostraba hacían que cualquiera a su lado pasase a un segundo plano. La verdad es que era una profesional en todos los sentidos, entiéndame y no juzgue precipitadamente, ella sabía lo que quería y no quería perder el tiempo, además se supone que era lo que normalmente le pedían los turistas, creo que no llegó a entender nuestra insistencia en que no tuviese prisa y que queríamos saber cosas y conocer más de su país, tras más de seis cervezas y un par de horas en las cuales nosotros preguntábamos y ella sólo nos proponía las más disparatadas fantasías sexuales, nos dejó por imposible y seguro que cuando abandonamos el local le diría a su amiga, “estos eran gays”.

6 comentarios:

  1. Is time to change...el odio por amor, que lindo me le suena al alma mía!!!

    Dame una Isla en el medio del mar...

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  2. Fran salvaste tu experiencia al menos en este episodio que cuentas de cargar con el sentimiento de culpa, porque quien carga con una jinetera en Cuba se echa a la espalda todos los problemas de su familia y los traumas de la infancia. Ellas cuentan los avatares de una forma única y enseguida sale un ángel protector. Después caen los primos o los hermanastros con cara de soy sólo familia y compartamos la cerveza, lo que el incauto sabe es que comparten a la mujer también.

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  3. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  4. Ese libro... cuanto se hace esperar... el avance promete!!! Estoy deseando saber como sigue...

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